Pastor evangélico condenado a diez años por abuso sexual contra tres adolescentes
EL TRIBUNAL HALLÓ CULPABLE A RICCIS NATANAEL RODRÍGUEZ SALAZAR DE LA AGRESIÓN EN CONTRA DE LAS ADOLESCENTES
Los jueces del Tercer Tribunal Colegiado del Distrito Nacional condenaron a diez años de prisión al pastor de la Iglesia Evangélica Centro de Bendición y Conquista, tras ser encontrado culpable de agresión sexual en perjuicio de tres adolescentes y de seducción a través de Facebook.El tribunal halló culpable a Riccis Natanael Rodríguez Salazar de la agresión en contra de las adolescentes, cuyos nombres se omiten por razones legales.
El tribunal presidido por el magistrado Rafael Antonio Pacheco e integrado además por Arlin Ventura Jiménez y Franny González, dispuso que el imputado cumpla la condena en la cárcel de Najayo-Hombre, de San Cristóbal.
Los jueces tomaron la decisión, tras acoger el dictamen presentado por el Ministerio Público, representado por la fiscal adjunto Rosalba Ramos, quien había pedido al tribunal declarar culpable al imputado de los hechos que se le imputan.
En sus consideraciones la fiscal alegó que la conducta del imputado constituye el tipo penal de agresión sexual, que instituye el Código de Protección y los Derechos Fundamentales de los Niños, Niñas y Adolescentes y el Código Penal Dominicano, concurriendo en el grado de autor material.
Sostiene que desde el mes de diciembre del año 2011, el pastor se dedicaba y a seducir, vía redes sociales, y a agredir a tres adolescentes que formaban parte del grupo de danza de la iglesia¨ manifiesta la acusación.
Agrega que Rodríguez Salazar las enamoraba vía Facebook, diciéndoles que las amaba, de igual modo les decía que deseaba tocarle sus partes íntimas, además de que las invitaba a su casa y a la heladería¨.
Aduce además que el pastor también llamaba por teléfono a las víctimas y les enviaba fotografías donde aparecía desnudo y realizando actos sexuales.
Una de las pruebas que se presentó en audiencia fue un CD con las grabaciones telefónicas del condenado, para probar el morbo y la prevaricación con la que se comunicaba con las menores.
