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SANTO DOMINGO: Historia de los Tigres del Licey, en su 113 aniversario

SANTO DOMINGO, RD.-
Uno de los acontecimientos más importantes desde que los dominicanos empezaron a jugar al béisbol, sucedió en 1907, cuando surgió en el escenario deportivo el  club de los Tigres o Azules del Licey, el equipo de mayor fama y trascendencia en nuestra historia beisbolera.

El año de 1907 es la fecha clave de su cronología, aunque la del día exacto de su fundación cambia según diversos autores.

 Talito Redondo dice que fue en el mes de julio pasado afirman como seguro el 7 de noviembre de 1907, en horas de la mañana, fecha en la que se celebra como la auténtica, y en la cual concentran actos, fiestas y homenajes.

Vale citar algunos de los relatos y afirmaciones para conocer en parte el nacimiento del Licey y sus datos fundamentales.

Queda dicho que el año de 1907 es la base cronológica del surgimiento del gran equipo conocido por los fanáticos como “El Glorioso”.

El relato de Enrique Santamaría
“La noche del 15 de noviembre de 1907, a invitación de don Vicente María Vallejo y en su residencia de la calle El Conde No.85, donde luego estuvo el establecimiento de Roquito Capano, se reunieron un grupo de magnates beisboleros que ansiaban formar un club para dar la batalla a los entonces existentes “Casino” y “Vía” y luego al “Ozama” y “Nuevo Club”. (Negritas C.C).

Enrique Hernández, apodado “El Indio Bravo”, un legendario lanzador de bola encendida y certero control, era la estrella máxima del “Nuevo Club” el que derrotaba fácilmente a todos sus rivales.

Los veinte fundadores
De acuerdo con nuestras investigaciones, fueron 20 deportistas los fundadores de “El Glorioso”. He aquí sus nombres.

1.- Vicente María Vallejo
2.- Luis Fiallo.
3.- Jacinto –Pichán- Vallejo
4.- Luis Castillo
5.- Carlos –Cuncún- Pou
6.- Salvador Piñeyro
7.- Álvaro Álvarez
8.- Ricardo Arturo –Tutú- Martínez
9.- Ángel Mieses Lajara
10.- Chichí Mueses
11.- Federico E. Fiallo
12.- Arturo -Tutulí- Perdomo
13.- Luis Vallejo de la Concha
14. – George –Geo- Pou Primet
15. – Manuel E. (Bi) Sánchez
16.- Virgilio Abreu L.
17.- Alberto Peña
18.- Arturo Nolasco
19.- Tulio H. Pina
20.- Virgilio –Niñito- Penson

Un nombre mítico y romántico
En principio el nombre para el nuevo equipo no se pudo decidir, porque no se encontró una palabra de cinco letras que gustara a los fundadores. Se pensó en “Ideal”, que posee las cinco letras que se requerían para engalanar el que sería el flamante uniforme, pero el nombre no fue del agrado de la mayoría.

Días después Francisco (Pancho) Fiallo, hermano de Luis Fiallo, quien residía en Moca, sugirió el nombre Licey, argumentando que existía un arroyuelo entre La Vega y Moca, que cuando llovía mucho se desbordaba haciendo difícil su cruce, constituyendo entonces un peligro para los que trataban de cruzarlo a caballo, manera de viajar durante aquellos años iniciales del siglo veinte.

El pacífico Licey corriendo entre el boscaje lucía pintoresco, pero cuando sus aguas se hinchaban por las lluvias y torrenteras, se transformaban en bravío y respetable. En la casi ecológica proposición del nombre por Fiallo, se dijo luego que influyó el hecho personal de que Pancho Fiallo tuvo un romance con una moza cibaeña que le hizo tomar cariño al lugar.

Si ello fuese así, (y ahora entramos en la mitología poética y en el romance) sería entonces el surgimiento del nombre Licey, una especie de remedo de amores viejos mezclados con el paisaje, el agua fresca y tranquila azuzada a veces por el vendaval y la lluvia que hinchaba las venas del arroyo.

Ningún marco tan atractivo y bello para escoger el nombre mítico de un equipo de béisbol. Quizás podamos, un día, armar la mitología completa y casi metafórica del equipo de béisbol de mayores éxitos en la vida del pueblo dominicano.

Algunos dicen que la palabra Licey es de origen indígena y significa “hombre valiente y osado”, pero nada lo comprueba, aunque valientes y osadas han sido las múltiples batallas de “El Glorioso” cuando desbordado ha dado mucha “agua de beber” a sus contendientes.

Vale destacar que ni el color azul ni el sobrenombre de Tigres surgieron en aquella época de 1907, ya que el primer uniforme usado por el Licey fue de kaki gris y el segundo del kaki amarillo, por lo cual durante varios años los integrantes del equipo fueron llamados “los amarillitos”. Sería hacia 1910 cuando se importó el primer uniforme blanco-crema, con medias blancas y rojas.

El uniforme se diferenciaba de los demás por estar rayado con unas finísimas listas azules y con la víscera de la gorra del mismo color. Entonces ya se le empezó a llamar “el team azul” y por las rayas se le aplicó el sobrenombre de Tigres, dando con ello pábulo a la agresividad que se suponía en un equipo con estas “feroces” características.

En aquellos tiempos de principios de nuestro béisbol, el play en el que jugaban los Tigres, estaba cercado únicamente con alambres de púas y el público se acomodaba de pie a ambos lados del terreno para presenciar los partidos.
De 1907 a 1909, Licey tuvo como únicos rivales a los equipos “Ozama” y “Nuevo Club”, éste último el más peligroso de los dos, con mandados por el inolvidable profesor Lulú Pérez, maestro que enseñó los secretos del “pitcheo” a Enrique Hernández, conocido como “Indio Bravo”, inmortal del béisbol, de quien se afirma que fue el mejor lanzador dominicano de aquellos tiempos. El Indio lanzaba una curva de tal naturaleza, que era materialmente imposible para los bateadores de poder (“sluggers”) conectarla.
De ahí que cada vez que Hernández se colocaba en el montículo, se podía asegurar el triunfo de sus colores. Le llamaban con el apodo del “Indio Bravo”, por su color acentuadamente mestizo y su lacia melena. Más tarde el Indio ingresó a las filas liceístas y naturalmente los azules se beneficiaron con esa magnífica adquisición, a la vez que se quitaron de encima a su más peligroso enemigo.
La documentación sobre este período es pobre, y vale señalar que los encuentros entre Licey y los pocos rivales de la época eran más que esporádicos. Se trataba entonces de un béisbol amateur, con novenas integrables en función de calendarios de oportunidad.
En 1909, gran parte de los jugadores iníciales del Licey habían desaparecido, achacándose el cambio de caras a la influencia de Enrique Hernández, cuya terrible bola hacía estragos en el bando azul, obligando al equipo a renovar continuamente sus jugadores en un esfuerzo por derrotar al “Nuevo Club.
Texto: Club atlético Licey

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