EDITORIAL: Las multas fantasmas
Las autoridades están tratando el “affaire” de las multas falsas que aparecen en los registros de la Digesett como si fuera un problema de los conductores, cuando se trata de un caso que envuelve a los sistemas informáticos de esa dependencia y de otros organismos del Estado.
Si a un conductor un robot, o un hacker, o un agente para llenar su cuota, o cualquiera que penetrara los sistemas informáticos de la entidad, le puso una multa, eso no es problema del afectado, sino de la institución que tiene que mejorar sus controles, que debió haberse enterado antes de que llegara el plazo de renovar documentos y que debió buscar una solución razonable en favor de los perjudicados.
Quien puso una multa falsa, por cualquier vía que lo haya hecho y cual que sea su rango, cometió un delito y debe ser castigado por ello, no el conductor que no es más que un tercero ajeno al fraude.
En este momento, las autoridades deben evaluar cuál es la salida más razonable al problema, y aceptar su responsabilidad, sin perjudicar a conductores inocentes.