Titulares

OPINION: Se ha marchado mi padre Don Rodolfo Lama Jaar

Por Praede Olivero Féliz
Conocí a Don Rodolfo Lama Jaar a inicios de la década del 70, cuando yo era un niño, estudiaba en la Escuela Cristo Rey y era parte del Club Cultual y Deportivo José Núñez de Cáceres.

Seguimos viéndonos cuando le cedió al club un espacio en Radio Barahona, para su programa Chispas Culturales. Lo asumí como a un padre y me trató como a un hijo, relación que nunca se marchitó y, por el contrario, se hizo cada vez más fuerte.

Me cedió un espacio en su emisora La Bachatísima
en el año 1997, para producir y conducir el programa Orientación Popular, que en unos días cumple 26 años, contando siempre con su apoyo total, hacía frente a los intolerantes de mis fuertes críticas, a los que desafiaba junto a mí.

Ese desafío lo hizo siempre, a pesar de ser un empresario y hombre del sistema. Lo hizo al cederle espacios para programas a los clubes, partidos políticos, especialmente al 14 de junio, en épocas muy difíciles, y lo más asombroso, cedió su boleto aéreo a un perseguido político para que viajara y salvara la vida, mientras él se ocultaba para que no descubran lo que había hecho para salvar una vida.

A ese extraordinario hombre, que su partida nos llena de tristeza y dolor, que hace brotar lágrimas de mis ojos mientras escribo y estremece hasta las entrañas de mi familia, dedicamos los estudios de Larimar Radio, donde su foto permanece, y en mi hogar identificamos la silla donde lo sentábamos al visitarnos los fines de semana como un padre de la familia.

Es que, además de mi esposa que lo adora, aquí lo
recibía mi hija Sojailin, de la que fue padrino de su boda y mi primera nieta Scarlett, de la que es su padrino y la que lo quiere infinitamente. ¡Todos en mi casa lo queremos y lo perdemos!

Sé que este sentimiento que nos embarga, también afecta a sus hijos de sangre, Josefina María (Jossie), Rodolfo Benjamín (Ruddy), Rodolfo Valentín (Natín) y Roberto, que nos dieron el privilegio de visitarlo durante su enfermedad, a todos sus familiares, amigos, Barahona y al país, porque se ha marchado a los brazos del señor, un hombre bueno, que ahora se reencontrará con su extraordinaria y amada esposa, Doña Yvelisse Sajour de Lama.

Don Rodolfo Lama Jaar, mi padre, descanse en paz.


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