SANTO DOMINGO: Las secuelas de los pacientes que sobreviven al COVID-19
Algunos pacientes presentan problemas tras superar la enfermedad
Especialistas explican la importancia de dar seguimiento a estos casos
Transcurrieron cuarenta días antes de que Jessica (nombre ficticio) diera negativo a su última prueba para detectar el COVID-19. Mientras esperaba el resultado de su última muestra se dio cuenta que experimentaba mucha fatiga.
Esta es una de las secuelas más leves a la que se enfrentan las personas que han superado el coronavirus. “Te cansas con mucha facilidad, las actividades que antes hacías te provocan fatiga”, explicó Jessica.
Su esposo y ella tuvieron síntomas leves, tales como fiebre, dolor muscular, falta de olfato y pérdida del sentido del gusto.
Pero una vez superado el virus empezó a experimentar otros síntomas. “Luego se me empezó a caer el cabello y una amiga doctora me explicó que es una consecuencia del coronavirus”.
A Jessica le tocó vivir el COVID-19 desde varias perspectivas, pues su madre, su hermana y su tío también padecieron el virus.
“Mi hermana, que vive en los Estados Unidos, tuvo síntomas graves, estuvo ingresada cuatro días con oxígeno y desarrolló neumonía, tuvo coágulos en el pulmón derecho y después de su alta y su negativo estuvo tomando anticoagulante durante un mes”, indicó.
Al igual que Jessica su hermana y su madre presentan caída del cabello. En el caso de su hermana tiene espacios en blanco en el cráneo.
“Mi madre, que también pasó por el proceso, aunque no necesitó ingreso en un hospital, también perdió cabello, experimenta fatiga y mi hermana sigue en tratamiento por el tema de la neumonía”, precisó.
Por otro lado, Joan (nombre ficticio) tras cincuenta días contagiado y tres pruebas positivas logró superar el virus, pero esta enfermedad lo dejó desestabilizado psicológicamente.
“En mi caso lo que más me afectó fue el estar tanto tiempo en mi casa, me sentía preso, eso me llenó de mucha ansiedad e incertidumbre a tal punto que me afectado psicológicamente. Yo no puedo dormir, me despierto varias veces en la noche”, narró.
Joan cuenta de forma optimista que está buscando ayuda para seguir hacia delante. El entrar a trabajar me ayudó mucho al salir de la casa. Pero el mismo día que me notificaron que estaba negativo murió mi papá y se me complicó la situación”, dijo.
Joan es hipertenso desde hace 39 años, pero explicó que nunca había tenido una crisis hasta ese momento.
“Luego del virus mi presión está inestable, yo le atribuyo eso al mismo proceso de ansiedad que tuve”, señaló.
“Además de la presión, me dejó (el COVID-19) problemas en los riñones, aparezco con la creatinina alta, cosa que yo no nunca había sufrido de eso”.
De igual forma presenta dolores de cabeza, que según indica antes nunca le había pasado. También presenta algunas dificultades en la vista.
A corto y largo plazo
La neumóloga Evangelina Soler explicó que las secuelas del COVID-19 pueden ser a corto y a largo plazo.
“A corto plazo las complicaciones que se presentan básicamente son deterioro de la inmunidad. El paciente se vuelve vulnerable a nuevas infecciones y a otros gérmenes diferentes al COVID-19”, señaló la especialista.
La doctora explicó que el paciente puede estar tan debilitado que puede contraer neumonía por otros gérmenes ya sean virales, bacterianos, hongos y demás.
“El pulmón se afecta en muchos pacientes, produciendo un grado de fibrosis, el cual se manifiesta inicialmente como una inflamación del tejido muscular, lo que limita la adecuada oxigenación produciendo fatiga y debilidad muscular”, detalló.
Por otro lado, la doctora señaló que a nivel celebrar se pueden producir alteraciones como la encefalitis viral.
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“En cuanto a la conducta de los pacientes pueden presentar un trastorno de estrés pos traumático, depresión, deterioro cognitivo, ansiedad. Estos pacientes pueden tener complicaciones renales que pueden llevarlos a necesitar diálisis”, afirmó.
Con relación a los problemas a largo plazo, la doctora precisó que, pese a que esta es una enfermedad nueva, la mayoría de las complicaciones radican en las afecciones del parénquima pulmonar.
“Los pacientes que han experimentado COVID-19, independiente que sea leve, moderado o severo deben llevar un seguimiento estricto, donde se le deben realizar pruebas de laboratorio. Se le debe hacer ecocardiografía para determinar la funcionalidad del músculo cardíaco y se le debe hacer tomografía control para ver cómo está el parénquima pulmonar”, explicó.
Secuelas a nivel cardiovascular
De su lado, la presidenta de la Sociedad Centroamericana y del Caribe de cardiología, Claudia Almonte explicó que los pacientes graves de COVID-19 pueden presentar afección del miocardio, con reducción del bombeo del corazón, falla cardiaca secundaria y arritmias probables por el daño pulmonar severo.
“Existe poca documentación responsable de estas secuelas, pero otros de los posibles daños pueden ser daño a los cardiomiocitos, inflamación sistémica e hipoxia, detalló la cardióloga.
Almonte explicó que estas complicaciones se dan mayormente en pacientes con patologías de base como falla cardiaca, antecedentes de infarto, hipertensión y obesidad.
“También recordemos los datos encontrados de trombosis venosa o tromboembolismo pulmonar que estos pacientes pueden cursar, señaló.
La doctora aclaró que pacientes con patología de base o no pueden presentar complicaciones, por lo mismo todos deben cuidarse, sin importar la edad.
“Aprovechó para hacer un llamado a acudir a su médico, con el correcto protocolo ante síntomas sospechosos de enfermedad descompensada, recordemos que las enfermedades cardiovasculares continúan siendo la primera causa de fallecimiento por lo que no debemos obviar”, preciso Almonte.
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