OPINIÓN: La educación virtual y algunas ideas de caras al nuevo año escolar (I)
Una de las dificultades del aprendizaje es lograr que el discente pueda desarrollar memoria de largo plazo, hacer con los conceptos significativos engramas, que le sirvan de soporte para el razonamiento de la ciencia.
El engrama es una impresión, una marca que se hace en el cerebro donde se almacena un nivel de información al que se acudirá en la posteridad.
Los engramas forman la memoria a largo plazo, en tanto que la información que no es relevante ,forma la memoria de corto plazo que el cerebro olvida con facilidad. El alumno debe aprender a distinguir la información relevante de la que no lo es, para “dar mandato” a las neuronas para que hagan engrama (huellas, marcas) de esa información.
Para que se produzca engrama, es necesario que la persona se “asombre” ante el conocimiento, que se diga esto es útil, debo recordarlo, que asocie la información con otras previamente conocidas y que la repita, para que el cerebro asuma que debe hacer la “huella” para guardarla en la memoria larga. El maestro debe insistir en la información básica, para conducir al alumno en la tarea de discriminación.
La mayor parte de la información que se lee u oye, se olvida dentro de las 24 horas siguientes, porque queda en la memoria corta.
En este tiempo los estudiantes tienen tres memorias: 1. Memoria corta, memoria a largo plazo y memoria artificial tipo google (memoria extensible), que les permite acceder a una base de datos sin mayores esfuerzos. La memoria tipo google y la corta, pueden inhibir el hábito de formar en el campo de la ciencia, la memoria de largo plazo.
Para que una información quede en la memoria larga, lo más relevante es que se asuma como significativa, que se la eleve del nivel de dato al nivel de conocimiento, asociandola a un campo de conceptos.
La memoria larga es indispensable para el razonamiento, dado que el razonamiento es inferencia de un juicio nuevo, que se deriva de juicios anteriores. Los juicios previos, llamados premisas, deben estar disponibles como engrama, para justificar el juicio nuevo, llamado conclusión.
Las lagunas de información dificultan el razonamiento correcto, la sobreabundancia de información poco relevante es un obstáculo para el almacenamiento neuronal de la información significativa.
No es cuánta información se lleve al alumno, sino la calidad y la pertenencia de ella lo que importa, y, sobretodo, como transformar esa información relevante en conocimiento, discriminandola de información parecida, pero de la que es diferente y asociandola con campos de conceptos, que deben irse incorporando, sucesivamente, a un sistema más amplio de ideas llamado ciencia.
Quien mejor maneja una ciencia es quien maneja con propiedad los conceptos básicos que la integran, porque de estos se derivan los conceptos secundarios y se infieren los nuevos.
Al estudiante hay que ayudarlo a formar engramas, guiándolo en un proceso educativo donde las ideas importantes, las básicas, se resalten por encima de las secundarias.
Hay que ayudarlo a razonar, al ponetlo a contrastar ideas, relacionar unas con otras, construyendo argumentos y refutando argumentos, en el marco de un sistema racional donde se vea obligado a cuestonar la información de caras a la realidad y a las abstracciones posibles.
El reto de la educación virtual no es llevar la información, lo que resulta técnicamente posible, al colgarla en una plataforma virtual apropiada. El reto está en el diseño lógico que se siga para que esa información sea significativa, haga engrama y se eleve al nivel de conocimiento.
Los maestros bajo este esquema, no deben ser repetidores de contenidos, en tanto que los alumnos los tendrían disponibles con anterioridad, ya fuese porque estén colgados en la plataformas virtual o porque el sistema se los haga llegar físicamente.
El maestro debe pasar del papel paternalista, preocupado por el calendario, la disciplina escolar, el dictado y el señorío que da dirigir el proceso de manera presencial, al papel de tutor que orienta y de consultor que aclara las dudas del alumno.
El maestro debe interactual ahora en doble vía: 1. Con las informaciones que tendrían disponibles los alumnos, creando guías de trabajo que permitan que los discentes hagan lecturas comprensivas y construyan campos de conceptos, razonen la información a la luz de las exigencias de la vida práctica y de sus implicaciones epistemológicas. 2. Con los alumnos, a los fines de de poder clasificarlos atendiendo a sus destrezas cognitivas y adecuar sus intervenciones a los parámetros de la educación inclusiva, donde valen tanto las mayorías como las minorías que siguen el proceso educativo.
El sistema educativo dominicano no universitario, tiene ante sí, de caras a la pandemia del covid 19, el reto de desarrollar un año escolar no presncial, que amerita de un esfuerzo de todos, maestros, alumos, padres y amigos, en una cruzada donde la buena voluntad y el consenso en la implementación de un diseño sencillo, pero atractivo, ha de permitir que con la ayuda de Dios, salgamos airosos.
La salud y la educación de nuestros niños y adolescentes deben ir en una misma dirección, hasta tanto el país supere los brotes de la pandemia.
Esperamos que el nuevo ministro de educación de la República Dominicana, Dr. Roberto Fulcar, quien tiene la alta responsabilidad histórica, de conducir este proceso, lo haga con la sabiduría y la prudencia conque ha enfrentado con éxito, otros desafíos, igualmente importantes.
El autor es profesor universitario, realizó los nueve cursos presenciales del doctorado en educación que imparte la Universidad de Murcia, es Director del Instituto Nacional de Investigación y Adietramiento Jurídico.
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