Titulares

Editorial: ¡Bienvenidos a su casa!

Desde este domingo inicia el retorno masivo de dominicanos residentes en el exterior que vienen a disfrutar junto a los suyos las festividades de Navidad, Año Nuevo y Reyes, un regreso que, aunque breve o temporal, representa gran motivo de júbilo para una sociedad que recibe a sus hijos ausentes con los brazos abiertos.

La vuelta a su lar de miles de compatriotas asentados en Estados Unidos, Europa, Latinoamérica y en lejanos confines del mundo, coincide con un informe de la Comisión Económica para América Latina (Cepal), de que sin las remesas que envían a sus familiares, la pobreza aquí se incrementaría en un 2.2% de la población.

En 2018 ingresaron a la economía por concepto de remesas casi siete mil millones de dólares, lo que convierte a ese sector en el tercer mayor generador de divisas, después de exportaciones y turismo, lo que revela la importancia de la comunidad dominicana en el exterior en la estabilidad macroeconómica de este país.

Un dato revelador en el informe de la Cepal refiere que seis de cada diez hogares que reciben remesas serían pobres sin la ayuda económica de sus familiares que residen en el extranjero, lo que confiere sentido a la estadística que señala que sin esos recursos la pobreza aumentaría de un 25% a un 27.2%.

Los migrantes dominicanos figuran entre los de mayor fidelidad hacia su país entre todas las diásporas del mundo, como lo demostró durante la crisis financiera de 2008, cuando a pesar del desempleo y de pérdida del poder adquisitivo en Estados Unidos y Europa, la disminución de las remesas hacia República Dominicana no fue significativa.

Es por eso que quienes residen en tierra insular deben recibir con bombos y platillos a tan distinguidos visitantes que vienen con sus corazones repletos de amor, alegría y solidaridad que generosamente distribuirán entre los suyos dispersos por toda la geografía nacional.

La comunidad dominicana en Estados Unidos, integrada por casi dos millones de migrantes, así como las que residen en Canadá, Europa, el Caribe y muchos lugares de Latinoamérica, representan un motivo de orgullo para el gentilicio nacional por su reconocida laboriosidad, liderazgo y gran aporte a las economías locales, donde logran insertarse si olvidar ni por un segundo a la tierra de sus ancestros.

Una patria agradecida coloca en gran relieve los colores de su bandera para recibir desde hoy a ritmo de merengue y bachata a sus hijos ausentes, siempre presentes en los corazones de madres, padres, hijos, hermanos, sobrinos, primos y amigos.

¡Bienvenidos a su casa!
El Nacional

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