OPINIÓN: Feminicidio, infidelidad y dependencia emocional del hombre.
Asumo que el feminicidio es un tema controvertido, que requiere respuestas urgentes del Estado y de la Sociedad.
Cada año, alrededor de cien mujeres, pierden la vida en República Dominicana, de manos de sus parejas actuales o pasadas, de sus novios o pretendientes, lo que constituye una tragedia nacional.
La comprensión del tema, es la herramienta más eficaz para afrontarlo y prevenirlo.
He cuestionado en artículos en la prensa nacional, la reducción del tema a un sólo criterio: el machismo, concepto que ni siquiera se aborda a la luz de un campo congruente de conceptos.
Creo que ante todo, el feminicidio es una respuesta cultural, no una manifestación del predominio de un sexo sobre otro.
La cultura ni es hembra , ni es macho. La cultura es una suma de ideas, de valores, de creencias, de patrones de conducta, de cosmovisión de la vida y la sociedad, una construcción humana que orienta el comportamiento y con ello afecta la vida de las personas e incide en las estructuras de la Sociedad.
En este plano, la cultura domininica se ha venido transformando a un ritmo acelerado, debido al influjo de dos variables: 1. las nuevas tecnologías de la información y la comunicación; 2. La Política legal de " igualdad de géneros".
Estos dos fenómenos se han asimilado de manera diferente por los hombres y por las mujeres, en lo que respecta a la vida familiar.
Los hombres dominicanos han crecido creyendo, que su estima queda asociada a la conducta de la mujer que es su pareja. La mujer "del César no sólo debe ser seria, también debe aparentarlo". Un hombre destruye, bajo este enfoque cultural, su valía, su reino, su mundo de pequeño Dios, deja de ser un a César, cuando la mujer le es infiel.
Esa fatídica dependencia emocional los atrapa y acorrala, perciben, en el seno de una cultura dominante, que todos los demás los ven como "víctimas" y reaccionan con respuestas inconscientes, ante las nuevas realidades.
La infidelidad en los humanos no es biológica, es cultural. El sexo en los humanos es cultural, en tanto que trasciende la reproducción y se orienta al placer. Nadie le es fiel a otro, la fidelidad es una respuesta a los valores que una persona asimila en el seno de la Sociedad.
Al hombre dominicano culturalmente se le ha preparado para ser infiel a su pareja, y como paradoja se le exige buscar "mujeres que le pesen los ruedos", lo que deviene en imposible en una sociedad donde hay un hombre por cada mujer. La infidelidad masculina conduce a la infidelidad femenina, de manera necesaria.
Las mujeres se siguen valorando, apreciando sus vidas y espacios, pese a la infidelidad de sus parejas, muchos hombres, en cambio, hacen un desastre de su "mundo" cuando descubren o sospechan una infidelidad.
Esa dependencia emocional es una de las varias respuestas posibles al feminicidio, que debe trabajarse ante el cambio cultural.
Un hombre, como una mujer, sufre ante la infidelidad, pero este hecho no debe justificar privar de la vida al otro, muy por el contrario, es una puerta que puede abrirse, en uno cualquiera de dos sentidos trascendetes, que son el perdón o la libertad. Perdonar al otro, o decidir ser libre y buscar otros horizontes, son opciones éticamente viables. Matar al otro, a los hijos o a sí mismo, es cobardía, es degradación, es la puerta que se abre a las tinieblas en el seno de una cultura que debe replantearse de manera responsable, a favor de la vida y la dignidad humana.
Matar a la pareja, a los hijos y así mismo no encuadra en la conducta ordinaria de los machos, si lo vemos a la luz de la anatomía, la fisiología y la biología comparada. El macho, ataca al otro macho, para defender la hembra, no mata la hembra, ni a las crías ni asimismo, para dejar ver que es fuerte. El macho que ya no puede proteger, en las otras especies animales, a la hembra, cede el espacio y se aleja.
Dado que en los humanos, la cultura trasciende la biología, la unión de la pareja puede ir más allá del sentido utilitario, un humano puede conservar su pareja aunque esté enferma, incluso cuando no sea posible la reproducción ni el sexo. Es lo grande de nuestra especie, es también nuestra debilidad, porque podemos dejar a la pareja apta y hábil, que aporta y se sacrifica, para darle lugar a la aventura y al placer.
Creo que ante la equiparación de derechos, las mujeres vienen asumiendo roles culturales que borran diferencias de géneros, en tanto un número importantes de hombres se mantienen estancados, culturalmente intoxicados, tanto frente a la legislación como respecto a las tecnologías.
Hoy no hay mampiolas, que llevan mensajes para facilitar encuentro sexuales, las personas, gracias a las nuevas tecnologías, pueden, sin necesidad de intermediario, tener una red de pretendientes y de pretendidos, ubicados en cualquier lugar, de dónde podría surgir la nueva aventura.
La infidelidad es cotidiana, es común entre hombres y mujeres. La infidelidad no explica que la persona que la sufre no sea buena, hermosa, inteligente, que no tenga méritos ni que no sea excelente amante.
La infidelidad es sólo otra respuesta humana, ante el deseo y la libertad sexual, que hoy se predica con igualdad libertad para hombres y mujeres.
Las mujeres la asumen, la perdonan o se separan, una parte de los hombres se niegan a asumirla, no pueden perdonarla, no quieren emocionalmente separarse y deciden matar, en lugar de reconocer que la infidelidad es sólo otro capítulo que se reescribe en el seno de una cultura cambiante.
Creo que debemos ayudar en este tema delicado, tanto a los hombres como a las mujeres, porque ambos son víctimas de una cultura que se cuece en el mismo seno social y que ya es hora de replantearla, como sostuve en uno de mis artículos publicados en la prensa nacional, acerca del Familicidio y los Crímenes de Alboroto en República Dominicana.
Seguiré esbozando otros aspectos de este tema controvertido, en tanto que no hay un patrón único que pueda explicar todos los casos de feminicidios que se producen en República Dominicana, a sabiendas de que sólo el debate de las ideas puede ayudar a generar respuestas posibles a los grandes temas humanos.