Facebook, entre el éxito y la inestabilidad política en el Sudeste Asiático
Bangkok.- Con más de 339 millones de usuarios en el Sudeste Asiático (más de la mitad de la población), Facebook se ha convertido en la mayor plataforma social en la región, aunque también en una fuente de inestabilidad debido a las noticias falsas y los mensajes de odio.
En muchas aldeas y zonas rurales de la región, los vecinos han pasado de no tener teléfono a estar conectados a internet con el móvil y a recibir casi toda las información y noticias a través de Facebook.
La plataforma también ha facilitado la interacción personal en la región de una manera masiva, incluidos los emigrantes o incluso los activistas, al tiempo que su mal uso ha agravado problemas como la persecución de la minoría rohinyá en Birmania (Myanmar).
“Facebook se ha convertido en una bestia”, llegó a decir el pasado marzo Yanghe Lee, relatora especial de Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Birmania.
Grupos extremistas usaron la red social para diseminar mensajes de manera masiva de odio contra los rohinyás, un colectivo mayoritariamente musulmán sometido a una operación de limpieza étnica en el país, según la ONU.
Facebook ha sido acusado de haber reaccionado tarde en retirar los mensajes y con unos estándares de seguridad inferiores a los que aplica en Europa o Estados Unidos.
La compañía ha reconocido los problemas en Birmania y su fundador, Mark Zuckerberg, declaró el pasado mes en el Senado de EEUU que se están dando los pasos para limitar los mensajes de odio en Birmania, que tiene unos 16 millones de usuarios de Facebook.
Zuckerberg precisó que están contratando a más birmanos para poder controlar mejor la red social, aumentando la colaboración con ONG locales e identificando a personas o grupos extremistas para bloquear sus cuentas.
La compañía con sede en Palo Alto (California) indicó que actualmente tiene 10.000 expertos en seguridad para todo el mundo y aumentarán a 20.000 a finales de este año.
Según Intertet World Stats, Indonesia es el país del sureste de Asia con más usuarios de Facebook con 130 millones, seguido de Filipinas (62 millones), Vietnam (50 millones), Tailandia (46 millones) y Malasia (22 millones).
En Camboya, con unos 6,3 millones de usuarios de esta red, la oposición usó Facebook durante la campaña electoral en 2013 y a punto estuvo de ganar las elecciones al primer ministro, Hun Sen, en el poder desde 1985.
Sin embargo, Hun Sen ha visto las ventajas de las redes sociales y cuenta ahora con 9,8 millones de seguidores en su página, al tiempo que ha prohibido al principal partido de la oposición y clausurado varios medios de comunicación.
El exlíder opositor en el exilio Sam Rainsi pidió a Facebook que investigara a Hun Sen por la supuesta compra de seguidores en países como India, México o Filipinas.
Al no obtener respuesta de la compañía, presentó una demanda en un tribunal de California el pasado febrero.
Facebook tiene otro frente abierto en Filipinas, donde Maria Ressa, fundadora del medio independiente Rappler, ha sido el objetivo de mensajes de odio, y amenazas de muerte y violación tras criticar al presidente, Rodrigo Duterte.
Rappler, que se destacó por la investigación de la polémica guerra contra las drogas de Duterte, que han causado unos 7.000 muertos desde 2016, perdió en enero la licencia, aunque la decisión no es firme y sigue en activo de momento.
El Gobierno filipino ha sido acusado en un informe conjunto de la Universidad de Massachusetts (EEUU) y la de Leeds (Reino Unido) de contratar troles para diseminar “información falsa”, algo que niega el equipo de Duterte.
La polémica de la consultora Cambridge Analytica, que recolectó datos de 87 millones de usuarios de Facebook, afectó a 1,1 millones de personas en Filipinas, otro millón en Indonesia y más de 400.000 en Vietnam, lo que ha creado preocupación en estos países.
Zuckerberg ha reiterado que Facebook no vende datos de los usuarios a compañías y que están redoblando los esfuerzos para luchar contra los mensajes de odio y las noticias falsas.
Sin embargo, la compañía distingue entre las cuentas falsas y los datos falsos, que sí retiran, y las “narrativas falsas”, que pueden reflejar puntos de vista subjetivos de diferentes medios.
“… muchos creen que Facebook debería usar su propio juicio para filtrar desinformación. Nosotros hemos decidido no hacerlo porque no queremos ser los árbitros de la verdad, tampoco imaginamos que el mundo lo quiere”, indicó Samidh Chakrabarti, director de productos de Facebook en un mensaje en la red social.
Chakrabarti subrayó que la compañía trabaja con revisores externos -AP, Politifact, Factcheck.org, entre otros- para identificar noticias falsas y disminuir su impacto.
En muchas aldeas y zonas rurales de la región, los vecinos han pasado de no tener teléfono a estar conectados a internet con el móvil y a recibir casi toda las información y noticias a través de Facebook.
La plataforma también ha facilitado la interacción personal en la región de una manera masiva, incluidos los emigrantes o incluso los activistas, al tiempo que su mal uso ha agravado problemas como la persecución de la minoría rohinyá en Birmania (Myanmar).
“Facebook se ha convertido en una bestia”, llegó a decir el pasado marzo Yanghe Lee, relatora especial de Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Birmania.
Grupos extremistas usaron la red social para diseminar mensajes de manera masiva de odio contra los rohinyás, un colectivo mayoritariamente musulmán sometido a una operación de limpieza étnica en el país, según la ONU.
Facebook ha sido acusado de haber reaccionado tarde en retirar los mensajes y con unos estándares de seguridad inferiores a los que aplica en Europa o Estados Unidos.
La compañía ha reconocido los problemas en Birmania y su fundador, Mark Zuckerberg, declaró el pasado mes en el Senado de EEUU que se están dando los pasos para limitar los mensajes de odio en Birmania, que tiene unos 16 millones de usuarios de Facebook.
Zuckerberg precisó que están contratando a más birmanos para poder controlar mejor la red social, aumentando la colaboración con ONG locales e identificando a personas o grupos extremistas para bloquear sus cuentas.
La compañía con sede en Palo Alto (California) indicó que actualmente tiene 10.000 expertos en seguridad para todo el mundo y aumentarán a 20.000 a finales de este año.
Según Intertet World Stats, Indonesia es el país del sureste de Asia con más usuarios de Facebook con 130 millones, seguido de Filipinas (62 millones), Vietnam (50 millones), Tailandia (46 millones) y Malasia (22 millones).
En Camboya, con unos 6,3 millones de usuarios de esta red, la oposición usó Facebook durante la campaña electoral en 2013 y a punto estuvo de ganar las elecciones al primer ministro, Hun Sen, en el poder desde 1985.
Sin embargo, Hun Sen ha visto las ventajas de las redes sociales y cuenta ahora con 9,8 millones de seguidores en su página, al tiempo que ha prohibido al principal partido de la oposición y clausurado varios medios de comunicación.
El exlíder opositor en el exilio Sam Rainsi pidió a Facebook que investigara a Hun Sen por la supuesta compra de seguidores en países como India, México o Filipinas.
Al no obtener respuesta de la compañía, presentó una demanda en un tribunal de California el pasado febrero.
Facebook tiene otro frente abierto en Filipinas, donde Maria Ressa, fundadora del medio independiente Rappler, ha sido el objetivo de mensajes de odio, y amenazas de muerte y violación tras criticar al presidente, Rodrigo Duterte.
Rappler, que se destacó por la investigación de la polémica guerra contra las drogas de Duterte, que han causado unos 7.000 muertos desde 2016, perdió en enero la licencia, aunque la decisión no es firme y sigue en activo de momento.
El Gobierno filipino ha sido acusado en un informe conjunto de la Universidad de Massachusetts (EEUU) y la de Leeds (Reino Unido) de contratar troles para diseminar “información falsa”, algo que niega el equipo de Duterte.
La polémica de la consultora Cambridge Analytica, que recolectó datos de 87 millones de usuarios de Facebook, afectó a 1,1 millones de personas en Filipinas, otro millón en Indonesia y más de 400.000 en Vietnam, lo que ha creado preocupación en estos países.
Zuckerberg ha reiterado que Facebook no vende datos de los usuarios a compañías y que están redoblando los esfuerzos para luchar contra los mensajes de odio y las noticias falsas.
Sin embargo, la compañía distingue entre las cuentas falsas y los datos falsos, que sí retiran, y las “narrativas falsas”, que pueden reflejar puntos de vista subjetivos de diferentes medios.
“… muchos creen que Facebook debería usar su propio juicio para filtrar desinformación. Nosotros hemos decidido no hacerlo porque no queremos ser los árbitros de la verdad, tampoco imaginamos que el mundo lo quiere”, indicó Samidh Chakrabarti, director de productos de Facebook en un mensaje en la red social.
Chakrabarti subrayó que la compañía trabaja con revisores externos -AP, Politifact, Factcheck.org, entre otros- para identificar noticias falsas y disminuir su impacto.