Cuando la politiquería se apodera del sistema educativo (2 de 5). El almuerzo escolar.
Las cosas que suceden en
este país son, a veces, de película. O
sea, con una imaginación que sorprende a los espectadores. El Ministerio de Educación desde sus inicios
ha dejado que muchos centros educativos elaboren los alimentos que consumen sus
estudiantes. Hay escuelas que lo han realizado por más de 30 años de manera ininterrumpida
y sin contratiempo, beneficiando hasta personas de la comunidad por la cantidad
y la calidad de los mismos.
Cuando se inició el Programa
Nacional de Edificaciones Escolares (PNEE) se anunció con bombos y platillos
los comedores y cocinas que
tendrían integrados los centros
educativos que se construirían, e
incluso, se anunció la licitación de las cocinas industriales para los mismos.
En efecto, ha sido así. Los nuevos centros construidos han sido dotados de
modernos comedores y cocinas y los centros tradicionales, en su mayoría,
también han sido equipados para la jornada escolar extendida. A los directores
donde funcionarían las Jornadas Extendidas se les explicó el costo por día y
por estudiante del almuerzo escolar, lo
que daba a entender que todo funcionaría a las mil maravillas.
Pero, Dónde está la película
que nos vendieron en el anuncio?. Sencillo, lo sucedido es que después de todas estas expectativas creadas e
inversión realizada, surgen las figuras de los llamados “SUPLIDORES”, dejando
las cocinas cerradas y las estufas industriales en sus fundas. Estos suplidores
nacieron de la noche a la mañana, de manera sorpresiva y hasta un tanto
sospechoso.
En un país donde los
controles sanitarios y de salud son tan débiles y vulnerables, constituye un grave
error poner en manos de empresas nacientes la elaboración del almuerzo escolar
y, máxime, tratándose del sector que va a utilizar ese servicio, que son niños
de diferentes edades. En efecto, las quejas que han surgido por doquier, giran en torno a la calidad, la higiene, la cantidad,
la variedad, la actitud y la coordinación. No es posible que el Director, Directora
o la Junta del Centro educativo
desconozcan la selección del suplidor del que provienen los alimentos, porque se
supone que son el gobierno escolar, según lo estipula la Ley General de
Educación 66-97.
Es un hecho que un empresario
metido en el negocio de Suplidor del Almuerzo
Escolar debe ganar, y esta ganancia va
en detrimento de la calidad del servicio a los centros educativos.
Como resultado de esta nueva
modalidad, por la que, indudablemente, se benefician algunas personas, se han
presentado situaciones en los centros educativos muy lastimosas. Llegada tarde
del almuerzo, las carnes han llegado podridas
y el arroz en condiciones no propias para el consumo humano; niños que han
tenido que ser despachados antes de terminar la jornada porque no han comido lo servido por los suplidores. Los niños de preescolar
fajados con plátanos secos y duros,
niños llevados de emergencia a hospitales después de comer el almuerzo,
entre otras tantas.
La otra pregunta que cabe
es: Dónde diablos estaban estos suplidores antes del 4%? Ah, pero es que ahora
hay dinero y entonces hay que hacer negocio, sin importar el riesgo que puedan
correr los niños y niñas en las escuelas.
El sentir generalizado de
los padres de los estudiantes es que estos alimentos sean elaborados en el
mismo centro educativo, bajo la observación y vigilancia de toda la comunidad
educativa. No es cierto que se tengan que descuidar algunas áreas o tareas
propias de una escuela, esa es la excusa para justificar el negocio redondo de
un grupito que ha encontrado la nueva ventana para hacerse ricos a como dé
lugar y a costilla de la administración pública.