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Laura Acosta Lora le responde a Porfirio Rodríguez Iriarte sobre lo que llama “la lista perversa”

i0000yjum9pahmmmjpg.jpgSANTO DOMINGO, República Dominicana.- La abogada Laura Acosta Lora respondió una mención que hizo de ella y de sus hermanas el ingeniero Porfirio Rodríguez Iriarte, en un artículo de opinión publicado en Acento.com.do.
Rodríguez Iriarte afirmó que, supuestamente, tanto Laura como las demás hijas de que Carmen Josefina Lora Iglesias (Piky), combatiente revolucionaria por la libertad, abogada y guerrillera de Manaclas junto a Manuel Aurelio Tavárez Justo (Manolo), en estas elecciones votarían el próximo domingo 15, “calladitas”, por la candidatura de Minou Tavárez Mirabal.
En una comunicación hecha llegar la noche de este viernes, 13 de mayo, a la redacción de Acento.com.do, Laura Acosta Lora dice que no es necesario ejercer su derecho a escondidas, y que cuando lo haga el día 15 lo hará por Danilo Medina y no por Minou Tavárez Mirabal, porque fue el único que escuchó los reclamos de la sociedad para recuperar los terrenos de Bahía de las Águilas, entre otros motivos.
Laura Acosta Lora
A continuación la carta remitida a Acento.com.do:
La lista perversa
Laura Acosta Lora
El pasado 10 de mayo alguien me llamó y me pidió que leyera un artículo en el portal de Acento, de la autoría de Porfirio Rodríguez Iriarte bajo el título “En secreto… por Minou” en el que menciona mi nombre.
Leo y me sorprendo del  paralelismo que hace Porfirio entre la situación de una señora que vota “a lo callaíto” para que su marido no pierda un “picoteo” con Danilo, y un grupo de personas que, según él, se encuentran “entrampadas en una situación familiar, laboral o incluso de militancia partidaria que les obliga a disimular su deseo o su intención de votar por Minou”.
Sobre la base de esta premisa, Porfirio elabora una lista de personas que, según su parecer, se encuentran en esa situación y que estarían hasta ahora disimulando su verdadero deseo de votar por Minou.  Antes de disparar nombres Porfirio se cura en salud y expresa su seguridad de que algunos de la lista lo desmentirán.
De acuerdo a este “ejercicio especulativo” como le llama Porfirio a su artículo, en su lista estamos mis hermanas y yo, a quien nos llama “Las hijas de Piky Lora” y luego no menciona por nuestros nombres.
Al citarnos, Porfirio alude al reconocimiento que según él “nos hizo” el presidente el pasado 27 de febrero y recuerda lo emotivo de ese día, luego evoca el gran cariño que nos tiene y el que le tenía a nuestra madre, la adoración de mi mamá por Minou y unas supuestas confesiones que le hiciera mi madre con “ojos llenos de ilusión” sobre el futuro de Minou, para cerrar afirmando su convicción de que el próximo domingo nosotras tres “discretamente” echaremos el voto “complacidas, mirando al cielo y pensando en su mamá”.
Al leer este párrafo que me afecta personalmente, quedé sorprendida, indignada y enojada por el atrevimiento y la falta de consideración de una persona se encontraba entre mis afectos.
Tiene razón Porfirio sobre afecto profundo que no solo tenía mi madre por Minou, sino que le tenemos mis hermanas y yo, que admiramos su carrera política y sabemos que donde quiera que esté será digna de la confianza y la responsabilidad que haya sido puesta en sus manos. Lamento que sea Porfirio, a través de este artículo, que nos coloque tanto a ella como a nosotras en esta situación tan desagradable.
Minou Tavarez Mirabal
Es un abuso de Porfirio suponer que quienes estamos en su lista votamos escondido porque debemos favores, o en nuestro caso, agradecemos un reconocimiento. Tal afirmación es una falta de respeto y de consideración sólo digna de aquellos que intentan explicarlo todo, incluso el ejercicio de la justicia, con acusaciones de que el otro actúa “porque se ha vendido”. Pero quien lo dice no es uno de los depredadores del erario en el caso “Bahía de las Águilas”; lo dice Porfirio Rodríguez Iriarte, hijo de José Horacio Rodríguez y nieto de Juancito Rodríguez. ¿Con qué derecho?
No, Porfirio, no necesito votar en secreto por Minou ni por nadie; si me hubiera decidido a votar por ella lo hubiera gritado a los cuatro vientos.  No tengo madera de cobarde, ni tampoco divorcio mis acciones de mi palabra como muchos en este país. Todo lo contrario:  votaré sin vergüenza alguna por Danilo Medina, el actual Presidente de la República y las razones no tienen que ver ni con reconocimientos ni con lágrimas. Mis razones son muy precisas y son políticas, jurídicas y sociales.
Voy a votar por Danilo Medina, sin secretos, ni “a lo callaíto”, porque me pasé 15 años hablando con todo el mundo para que trataran de impedir el fraude inmobiliario más grande de la historia de este país, ente ellos, grandes amigos de nuestra madre, por cierto, y NADIE me escuchó; y ese señor que hoy preside la República Dominicana, por quien yo no había votado en el año 2012, ni con quien me unía ninguna relación de amistad y a quien había visto tal vez dos veces en mi vida, decidió escucharme, no solo a mí, sino a la sociedad que clamaba porque se revirtiera lo que parecía consumado. Hoy, gracias a una decisión valiente y decidida del presidente Medina podemos decir que estamos a la vuelta de celebrar de forma definitiva el triunfo de la sociedad contra una de las depredaciones más burdas que se la ha pretendido infligir al patrimonio nacional.
Voy a votar por Danilo Medina por su actuación responsable ante los derechos de las mujeres, al atreverse a  contradecir los designios eclesiales y observar con justeza el Código Penal dominicano que sanciona a la mujer víctima y la convierte en un objeto sin poder de decisión.
Voy a votar por Danilo Medina, sin tener que ocultarlo ni esconderlo, por muchas otras razones, pero en resumen, porque es una persona abierta al diálogo, a escuchar la disidencia, con atención y respeto, y a actuar cuando queda convencido de no llevar la razón, aún cuando eso signifique volver sobre sus pasos y eso, en un país presidencialista y machista, es lo que necesitamos para avanzar.
Porque hemos pasado años tratando de que el Poder Ejecutivo asuma una agenda progresista y escuche a la sociedad, y Danilo Medina ha iniciado ese diálogo gobierno-sociedad  indispensable para hacer avanzar el país.
Sí, hay muchas cosas con las que no estoy ni estaré de acuerdo nunca con Danilo Medina, muchas otras que creo debe cambiar drásticamente, pero creo que la sociedad avanzará en la medida en que la sociedad reconozca la apertura al diálogo y no sancione a aquel que se atreve a abrir esa brecha, porque no ha logrado imponer la totalidad de su agenda.
Es cierto que Minou es excelente candidata a la Presidencia, de lo mejor que ha producido esta patria, pero en esta coyuntura electoral mi elección está en otro lado, sin temores, sin suposiciones, sin abandonar principios, ni valores.  No creo en una sociedad de “buenos” contra los “malos” ni que exista construcción posible  atrincherando grupos. La sociedad se construye desde todas las parcelas, con la gente bien intencionada de cada una de ellas, con el trabajo arduo desde donde cada quien eligió trabajar, sin descalificaciones.
Eso lo aprendí de mi madre y sus grandes amigas y compañeras de lucha, que olvidaban las diferencias y las parcelas donde se encontraban para unir esfuerzos y hacer avanzar las agendas comunes.  De esa unión desde la diferencia salieron grandes cosas: la ley 24-97 sobre violencia intrafamiliar para poner un ejemplo.
Contrariamente a lo que piensa Porfirio, mis hermanas y yo tenemos cerebro propio y no nos enseñaron a empeñar el voto ni las acciones por trabajo, por agradecimiento o por circunstancias. El voto, ese derecho por el que dieron la vida los padres de Minou, el padre de Porfirio y muchos otros, por el que lucharon mi madre y sus compañeros, ese derecho no se empeña, ni se vende, ni se alquila, ni se echa “callaíto” por vergüenza. Pensar lo contrario de nosotras y de los que conforman su lista perversa es una desconsideración no sólo hacia mi y mis hermanas sino además hacia mi mamá, pero sobre todo hacia Minou que no merece que nadie vote “callaíto” por ella.
Cuando eche mis votos el 15 de mayo, lo haré fraccionado por la democracia, con la finalidad de que triunfe el diálogo democrático y vayamos dejando atrás el chantaje histórico al que nos tienen acostumbrados muchos en este país. Y no miraré hacia arriba, pero tampoco hacia abajo; si mi madre tuviera la posibilidad de verme estaría orgullosa de mis decisiones, simplemente porque nadie me las dicta.
Finalmente, el voto es un ejercicio íntimo y personal; no hubiera tenido necesidad de ventilar el mío si Porfirio no hubiese publicado sus imprudentes especulaciones. En nombre del afecto y aprecio profundo que siento por Minou, me atrevo a pedirle a Porfirio que por favor,  no la ayude.