A los 63 meses de la tentativa de asesinato contra mi hijo Jordi
Por: Ramón Antonio Veras.
1.- A quien la criminalidad alcanza, tiene la opción de responder por sus propios medios, o aceptar que la justicia funcione. Con motivo de la tentativa de asesinato contra mi hijo José Jordi Veras Rodríguez, ejecutada el 2 de junio de 2010, nuestra familia escogió la vía en la cual creemos y por la cual hemos luchado: la justicia.
2.- Al decidirnos por la jurisdicción de los tribunales ordinarios del país, sabíamos que los mismos están sometidos a un régimen procesal ante el cual los jueces tienen que someterse para garantizar el debido proceso y los derechos de las partes envueltas en el caso.
3.- Además, procedimos convencidos de que los imputados recurrirían a todas clases de maniobras, incidentes y chicanerías, a los fines de desnaturalizar, eternizar, violentar y burlar las normas que regulan el proceso penal.
4.- No nos ha sorprendido, en lo absoluto, que el caso de mi hijo Jordi, haya sido objeto de casi cincuenta aplazamientos provocados todos por los integrantes de la asociación de criminales que quiso eliminar físicamente a Jordi.
5.- En todo momento hemos dicho, y ahora lo reiteramos, que los jueces que han intervenido en el conocimiento del caso de mi hijo Jordi, no tienen ninguna culpa de los reenvíos provocados por los imputados; los magistrados se han limitado a cumplir con las normas procesales.
6.- El hecho de que los imputados hayan abusado de las garantías procesales y de la debilidad de algunas de ellas, no quiere decir, en modo alguno, que la justicia haya hecho complicidad con los delincuentes.
7.- Hoy, después de 63 meses de ocurrida la acción criminal contra mi hijo, y luego de casi 50 aplazamientos, la realidad nos dice que los que se asociaron para matar a Jordi, han jugado a la eternización del proceso, como una forma de burlarse de mi familia, de la gente sana de la sociedad dominicana y de los órganos judiciales del país.
8.- El mensaje que están enviando los imputados en el asunto de mi hijo, es que aquí se puede matar, o pagar para que maten, y luego los criminales juegan a que el expediente caiga en el olvido, la víctima y su familia se desesperen, la justicia se canse y, al final, a la parte buena de la sociedad sólo le queda la frustración.
9.- En el caso de mi hijo hemos sido coherentes en el sentido de que para nuestra familia es una cuestión de honor que la justicia funcione, que se le aplique la ley a los que quisieron asesinar a Jordi.
10.- Con la tentativa de asesinato contra Jordi, se lesionó física y moralmente a éste, a la vez que se golpeó a nuestra familia y a lo que sirve de la sociedad dominicana. La desesperación no se apoderará de nosotros; continuaremos dándole seguimiento permanente y sin vacaciones al caso. El crimen no puede arrodillar a la justicia ni el dinero burlarla.