Titulares

Le Monde revela que Wesolowski estaría “muy enfermo” y con deseos de “terminar”

REDACCIÓN (Versión en español de Iván Pérez Carrión).-Un reportaje del periódico francés Le Monde revela que el ex nuncio Jozef  (Joseph) Wesolowski estaría “muy enfermo” y con deseos de morir, y se encuentra recluido muy cerca de la residencia del papa Francisco.
El reportaje de Le Monde, publicado este domingo 19 de octubre, bajo la firma de Jean-Michel Caroit, corresponsal en Santo Domingo, y Philippe Ridet, en Roma, detalla las interioridades del proceso al ex nuncio del Vaticano en República Dominicana, quien fue expulsado de la Iglesia Católica y espera juicio en los tribunales ordinarios por cargos de violación sexual de menores, explotación sexual y pornografía infantil.
A continuación el reportaje:
Josef  Wesolowski, el nuncio de la vergüenza
La Iglesia es un mundo pequeño, y Roma un pueblo pequeño. Sin el encuentro fortuito del 23 de junio en la Vía della Scrofa, a la sombra de la pared ocre del largo muro del convento de los frailes agustinos, del obispo auxiliar de Santo Domingo, monseñor Víctor Masalles con el ex nuncio (embajador) del Vaticano en la República Dominicana, el polaco Jozef Wesolowski, este aún podría ser un hombre libre…
Pero el obispo Masalles sabe cómo utilizar Twitter: “¡Qué sorpresa ver a Wesolowski de paseo”, escribió el prelado. El silencio de la Iglesia es una estocada al pueblo de Dios. “Retuiteado cientos de veces, este mensaje es uno de los factores que llevó a las autoridades judiciales del Vaticano a ejercer una severidad sin precedentes, al poner el 23 de septiembre a Jozef Wesolowski bajo arresto domiciliario, a la espera del primer juicio penal por pedofilia dentro de la Santa Sede. Los vaticanistas tienen una palabra en la boca al referirse a esta primicia absoluta: “E una svolta!” (“¡Es un gran cambio”).
Pero volvamos al 23 de junio Ese día, Jozef Wesolowski no es más que un clérigo temporal. Llamado a Roma un año antes, en agosto de 2013, salió de Santo Domingo en forma tan discreta como apresurada. La evidencia en su contra era abrumadora, incluso si la jerarquía católica local inicialmente intentó negarla, calificando al nuncio de “gran amigo y promotor de la paz”, en las palabras del cardenal de Santo Domingo, Nicolás de Jesús López Rodríguez. Pero la plaza de San Pedro, la Congregación para la Doctrina de la Fe, que instruye el proceso canónico del prelado permanece insensible ante este alegato.
El 27 de junio, Jozef Wesolowski es “reducido al estado laical”, una decisión contra la que apeló. Citando la ausencia de un acuerdo de extradición entre el Estado más pequeño del mundo, del cual es ciudadano el sacerdote excomulgado, y Polonia, país del cual sigue siendo un ciudadano, la Iglesia se niega a confiarlo a las autoridades de Varsovia, que también quieren juzgarlo.
Un juicio canónico secreto y la denegación de la extradición: no se necesita más para que unas nuevas autoridades eclesiásticas sean acusadas de ser más fuertes en palabras que en hechos. En línea con su predecesor, Benedicto XVI, el papa Francisco no tiene palabras suficientemente firmes para condenar la pederastia, “Abusar de un niño es traicionar el cuerpo de Cristo, celebrar una misa satánica”, dijo en el avión que lo trajo de regreso de su viaje a Israel en mayo. Y agregó: “No habrá viaje gratis para el hijo del papa”, utilizando una expresión italiana, “I figli del papá”, que se refiere a los altos dignatarios de la Iglesia.
“Hubo un tiempo en que los sacerdotes estaban protegidos. Ahora las cosas se miran desde el lado de las víctimas”, dijo en el diario Corriere della Sera el teólogo alemán y cardenal Walter Kasper. “La línea del Papa es clara, no podemos detenernos ahora, menos aun si se trata de un obispo”
Al mismo tiempo, el Vaticano anunció que sus tribunales eclesiásticos han sancionado al menos a 3,420 sacerdotes y religiosos durante diez años. “Son sanciones puramente disciplinarias”, se lamentan las víctimas y sus familias. Por todas estas razones, el “caso Wesolowski” debe servir de ejemplo.
Demasiado gordo, demasiado terso y demasiado mundano
Regordete, encerrado en su cuello de clérigo, gafas pequeñas sin montura, calvo, enigmática media sonrisa, Jozef Wesolowski era una figura de salón en Santo Domingo, donde su calidad de decano del cuerpo diplomático le permitía entrar.
Demasiado redondo, demasiado terso, demasiado mundano. Bastó una llamada telefónica corriente a Nuria Piera, la periodista de investigación más conocida de la televisión dominicana, para que la figura del buen prelado y embajador se derrumbara.
“A finales de 2012, recibí una llamada de un propietario de un restaurante del Malecón (la avenida que bordea el mar en Santo Domingo) denunciando las idas y venidas del nuncio con los jovencitos “, relata la periodista. Intrigado por este desconocido en pantalones de ejercitación, camiseta y gorra de béisbol, que estacionaba discretamente su Suzuki 4 x 4 gris antes de salir en busca de “palomos” (niños de la calle), el hombre del restaurante lo identificó gracias a una foto publicada en la primera página de un periódico.
“La investigación duró varios meses. Cuando el hombre del restaurante nos llamó, le envié un camarógrafo. En un momento Wesolowski se dio cuenta de nuestra presencia, llamó a la ventanilla de nuestro vehículo y preguntó por qué lo estaban siguiendo”, recuerda Nuria Piera, cuyo programa semanal hace temblar a los funcionarios corruptos.
Bajo su aire angelical, esta hermosa mujer no deja que se le escapen las presas. En un país donde
reina la impunidad y donde el partido de gobierno controla la justicia, sus reportajes han provocado la caída de figuras importantes del estado.
Fue cerca del monumento a Antonio de Montesinos, en el límite de la parte colonial de la ciudad, donde el nuncio comenzó la cacería. El monumento abandonado honra la memoria del sacerdote que había denunciado, desde 1511, el exterminio de los aborígenes por los conquistadores españoles. “Él me dijo que me masturbara, lo hice, y él empezó a filmar con su teléfono celular; después me manoseó y me dio 1,000 pesos”, dijo un joven que limpia zapatos, de 13 años de edad, ante la cámara.
De acuerdo con otras pruebas recopiladas por el reportero, Jozef Wesolowski se llevó repetidamente tres o cuatro niños en su vehículo a una villa alquilada cerca de Boca Chica, una playa a menos de una hora de la capital. “Nos tocaba las partes íntimas y nos masturbaba a uno tras otro”, testificó uno de ellos.
A principios de julio de 2013, otra confesión escrita le llegó al cardenal de Santo Domingo. La firmaba Francisco Javier Reyes Occi, un diácono en la pequeña localidad de El Seibo, al este de la República Dominicana. Presentándose como amante del nuncio, el hombre actuaba también como su “proveedor”. Fue arrestado en mayo de 2013 mientras intentaba seducir a un menor de edad en nombre de Wesolowski, que estaba cerca en su coche y pudo evadir a la policía.
Encarcelado en San Pedro de Macorís, a 70 millas al este de Santo Domingo Reyes describe orgías, rociadas con vodka, en las que participó con el embajador del Vaticano en las instalaciones de la Nunciatura. Después de guardar silencio con la esperanza de que los jerarcas católicos lo liberarían, se decidió a hablar cuando se sintió abandonado.
Interrogado por el procurador adjunto Bolívar Sánchez, encargado de la investigación en Santo Domingo, uno de los testigos dijo que el nuncio conservaba miles de fotos y videos de pornografía infantil en su computadora. Una información confirmada a finales de septiembre 2014 por fuentes del Vaticano hablan de más de 100,000 imágenes pornográficas y 45,000 imágenes borradas de la computadora portátil de Wesolowski.
A principios de julio de 2013, otra confesión escrita le llegó al cardenal de Santo Domingo. La firmaba Francisco Javier Reyes Occi, un diácono en la pequeña localidad de El Seibo, al este de la República Dominicana. Presentándose como amante del nuncio, el hombre actuaba también como su “proveedor”
Los investigadores dicen que este descubrimiento podría ampliar el alcance de la investigación a otros países como Bolivia, Kazajstán y Uzbekistán, donde el ex nuncio ocupó cargos, así como en Puerto Rico y Alemania, adonde viajaba con frecuencia. Ahora se habla de su posible participación en una red internacional de pornografía infantil.
Incomunicado
Ordenado sacerdote en 1972 y obispo en 2000 por el arzobispo Karol Wojtyla, quien se convirtió en Juan Pablo II, Wesolowski también encontró en la República Dominicana un compañero de orgías en la persona de otro sacerdote polaco, Wojciech Gil, que huyó de su parroquia en Juncalito, en el centro del país, donde está acusado de violar a decenas de niños. Miles de imágenes pornográficas se encontraron en el ordenador del sacerdote que huyó a Polonia, donde fue detenido en febrero de 2014.
“El reconocimiento, por primera vez, de los delitos de pederastia dentro de la Iglesia por el papa Francisco es una luz en el túnel de encubrimiento e impunidad”, dice Sergia Galván, directora de la ONG Mujer y Salud, que batalla porque el nuncio depuesto sea extraditado y juzgado en la República Dominicana. Pero la militante feminista teme que “el Vaticano no tiene la voluntad política para abordar realmente estos crímenes” y se contentará simplemente con “limpiar su imagen para hacer frente a la pérdida acelerada de fieles y a los críticos del Comité de los Derechos del Niño de las Naciones Unidas”.
En secreto, en el interior del estado más pequeño del mundo, a unas pocas decenas de metros de la residencia de Santa Marta donde el Papa ha establecido su apartamento, él podría estar muy enfermo. A unos amigos polacos que han le permanecido fieles, les habría confiado, según la prensa italiana, su deseo de “terminar”
Ella exige que la investigación de la Santa Sede se haga pública: “¿Cómo podrían las víctimas presentar su testimonio y obtener la reparación, cuando el ex nuncio ha sido juzgado en el Vaticano?”, pregunta. También teme que las nuevas normas que reprimen la pedofilia ‒35 años de prisión‒ adoptadas por el Vaticano no se apliquen a Wesolowski bajo el pretexto de que sus acciones son anteriores a la reforma del Código Penal de 2013.
El juicio que podría tener lugar a finales de 2014 o principios de 2015 es una verdadera prueba para verificar el compromiso con la transparencia y la severidad mostrada por el papa Francisco. El Vaticano no ha negado saber que la detención de Jozef Wesolowski por la gendarmería del Vaticano, después de su audiencia preliminar con el promotor de justicia (equivalente a una Fiscalía), fue intervenida “en conformidad con la voluntad del Papa, a fin de que un asunto tan grave y delicado fuera tratado sin demora”.
“Hubo un tiempo en que los sacerdotes estaban protegidos. Ahora las cosas se miran desde el lado de las víctimas”, dijo en el diario Corriere della Sera el teólogo alemán y cardenal Walter Kasper. “La línea del Papa es clara, no podemos detenernos ahora, menos aun si se trata de un obispo”.
Jozef Wesolowski, por tanto, es como un símbolo. Varios eclesiásticos culpables de abuso o acusados de haberlos ignorado de manera complaciente, están en la mira de Francisco. Después de aceptar la dimisión en 2013 de un prelado irlandés, el obispo William Lee, que se había tomado dos años para poner en conocimiento de policía los actos de pedofilia en su diócesis, el Papa recientemente relevó de sus funciones al obispo Rogelio Livieres Plano, obispo de Ciudad del Este (Paraguay), que se cree que encubrió viejos actos de pedofilia de su adjunto. “El Papa deberá responder por su decisión ante Dios”, respondió el obispo, que dijo ser “inocente”.
Después de haber condenado a 18 meses de prisión al suspendido mayordomo del Papa Benedicto XVI, el laico Paolo Gabriele, culpable de haberle dado a un periodista documentos confidenciales para ganarse su silencio, el Tribunal de la ciudad Vaticano se prepara esta vez para juzgar a uno de los suyos.
Es una oportunidad para que la Iglesia demuestre que dobla la página, como quiere creer el cardenal Velasio De Paolis, también delegado por el pontífice recientemente para renovar la congregación conservadora Legionarios de Cristo, después de un gran escándalo de pedofilia:
“Hasta entonces ‒dice‒ la Iglesia no consideró el delito de pedofilia desde el punto de vista penal, sino desde una perspectiva disciplinaria. El abuso sexual es una violación de la disciplina eclesiástica. El arresto del arzobispo es una decisión política, fuerte y sin ambigüedad, de Francisco”.
En secreto, en el interior del estado más pequeño del mundo, a unas pocas decenas de metros de la residencia de Santa Marta donde el Papa ha establecido su apartamento, él podría estar muy enfermo. A unos amigos polacos que han le permanecido fieles, les habría confiado, según la prensa italiana, su deseo de “terminar”.